Los mandalas desde antaño se han considerado símbolos mágicos. Y hoy día están cobrando un gran auge, A continuación, te vamos a desvelar todos sus secretos.

La historia, mandalas tibetanos, el apego y los monjes budistas.

Estos instrumentos de pensamiento y/o meditación milenarios permiten que cualquier persona pueda llegar o iniciarse en la meditación y concentrarse en si mismo con un simple dibujo, exprimiendo así su propia naturaleza y creatividad.

Sus grandes virtudes terapéuticas permiten recobrar el equilibrio, conseguir que nos conozcamos mejor a nosotros mismos, que mimemos al sosiego y consigamos mantener la calma interna necesaria para vivir en armonía.

Un mandala en definitiva es un medio, entre la conciencia, el microcosmos y el cosmos. Es decir, entre nuestro yo espiritual y el todo.

Mandalas tibetanos, un medio, entre la nada y el todo

Pero ¿por qué un medio? ¿Si solo creamos y diseñamos? La explicación a esto va mucho más allá, cuando nos centramos en algo mucho, no existe nada a nuestro alrededor solo nosotros, dando prioridad así y enfocamos en nuestro yo interior; sin ni siquiera saberlo.

Dejamos llevar nuestra creatividad y así desarrollamos ciertos patrones como personas. Patrones que nos permiten llevar una vida más tranquila y con mayor calma. Este proceso los monjes budistas lo llevaban a cabo desde hace miles de años, sus ancestros son conocedores y expertos de estos procesos.

Hoy día y debido al estrés diario, es cuando muchas personas comienzan a sentir la necesidad de hacer algo para evitar en medida de lo posible el ritmo de vida que sufrimos.

Los monjes budistas crean y diseñan mandalas utilizando arena de color, con la única finalidad de destruir todo su trabajo al finalizar. Pero aquí lo realmente importante es la práctica, el camino a recorrer y disfrutar de ello.

Podríamos llamarlo como un ritual o lucha contra el desapego. Algo que proviene de la nada es creado y destruido, formando parte del todo y siendo devuelto al lugar de donde proviene.

¿Enserio?, ¿Lo construyen y luego lo destruyen? Sí, así es. Esto es la vida. Particularmente… como cualquier ser vivo.

¿Cómo crean los budistas tibetanos los mandalas?

La creación de un mandala comienza con una ceremonia, donde los monjes recitan mantras y tocan ciertos instrumentos como flautas, tambores y platillos. Una vez concluido su ceremonia inicial, comienzan manos a la obra sobre un lienzo para crear el mandala, donde miden y dibujan el contorno de todo el mandala en una superficie plana con tiza o lápiz. Una vez dibujado, preparan cuencos con arena de color que posteriormente irán vertiendo de forma minuciosa y muy cuidados sobre el dibujo. Creando así está maravilla visual.

Los gránulos de arena son vertidos dentro de un “chak-pur”; un embudo de metal delgado; que raspan con una barra de metal para causar una vibración suficiente para que los granos de arena lleguen al extremo del artilugio.

Por tradición son cuatro monjes quienes trabajan juntos, creando cada uno un cuarto del mandala o un cuadrante y así con muchísima paciencia, estos monjes construyen su diseño, colocando la arena desde el centro hacia fuera. Si queréis verlos en acción tenéis un video abajo del todo donde podéis verlos.

A continuación podréis ver claramente cómo trabajan. Este video está filmado en la torre de la iglesia «Onze Lieve Vrouwe», un edificio gótico de casi 100 metros de altura. Siendo esta la tercera torre de iglesia más alta de los Paises Bajos, exactamente en Amersfoort. El video fué grabado en 2005, el 15 de Abril.

https://www.youtube.com/watch?v=xWfZFF2M83M

¿Cuánto tiempo tardan los budistas tibetanos en construir un mandala?

La creación de los mandalas por monjes tibetanos puede tomar días o varias semanas hasta su finalización, debido a la gran cantidad de detalles intrincados que contienen.

A pesar de la enorme cantidad de trabajo duro y el tiempo invertido, estos mandalas, tienen los días contados. Al acabar el diseño, los monjes barren desde los extremos hacia el centro la arena y con ello finalizan su construcción. Nada dura para siempre.

Finalmente la arena se barre y guarda en un frasco, para posteriormente ser envuelta en seda y transportada a un río donde se libera de nuevo en la naturaleza.

Mandalas tibetanos, video completo

Para todos los curiosos, os dejamos a continuación un video donde podemos apreciar por completo todo el proceso. Merece la pena verlo. ^^

https://www.youtube.com/watch?v=SevG303IGIg